'Exploradores', por Nieves Sánchez. La mañana del 7 de noviembre llegaron al colegio varios hombres y mujeres que se denominaban “exploradores botánicos novatos” que creo que quiere decir “que tienen amor a las plantas”. Su objetivo era enseñarnos cosas bonitas de las plantas como por ejemplo a qué tipo pertenecen o cómo cuidarlas.
Nos dieron unos cuadernillos en los que teníamos que firmar si queríamos participar en la investigación botánica; en el mismo cuadernillo había un plano de nuestro colegio y en uno de cada dos había marcada una cruz que señalaba una planta. Nuestra labor era investigar de qué planta se trataba: su nombre, sus características, si era perenne, caduca, dentada, lobulada, etc. Mi compañera y yo trabajamos con una enredadera. ¡Qué rara es esa planta! En unas bolsitas que nos dieron metimos unas muestras.
Al terminar fuimos al salón de actos, y allí explicamos a nuestros compañeros qué nombre le habíamos puesto. Nosotras le pusimos “Enredadira sin tronquida” porque era una planta sin tronco, ya que las enredaderas sean del tipo que sean no tienen tronco.
Para finalizar nos dieron un regalito que es una mapa con información sobre las plantas que podemos encontrar en los jardines del Alcázar de Sevilla.
Con este trabajo seguiremos hasta diciembre. Es una experiencia superdivertida con la cual, además de aprender, nos lo vamos a pasar ¡genial!
'Sorpresa botánica', por Rubén Gómez. Los monitores comenzaron su trabajo haciéndonos preguntas acerca de lo que sabíamos de las plantas. A la pregunta sobre la fotosíntesis respondí yo.
Nos dijeron que eran “Exploradores amateurs botánicos “ y nos dieron unos libritos para rellenarlos.
Nos pusimos a trabajar por parejas, más tarde formamos equipos y cada uno tenía una especie asignada. A nosotros nos tocó un arbusto, lo observamos, lo estudiamos, respondimos a varias preguntas y recogimos unas cuantas hojas que se le habían caído al suelo. Decidimos dibujar varias hojas que tenían forma de motosierra.
No todas las hojas que recogimos eran iguales porque una estaba seca, otra era verde clara, otra verde oscura una era más triangular y otra redondeada. Lo más divertido fue descubrir el nombre con el que habíamos bautizado a las diferentes plantas.
'Un proyecto botánico', por Ainara Cuesta. El día empezó como los demás pero sabíamos que íbamos a participar en la actividad Arboleda digital, un proyecto que se trata de investigar las plantas que hay en el colegio y en otras zonas de Sevilla.
Las personas que nos explicaron todo esto se denominaban a sí mismos “exploradores amateurs”, la mayoría no comprendíamos que significaban esas dos palabras juntas. Nos explicaron que “amateur” es una palabra francesa antónima de “profesional”. El significado era algo parecido a “principiante o novato”. Nos fuimos adentrando en el tema de los árboles y plantas, empezando por el concepto de “fotosíntesis”.
Traían cuatro ejemplares de una planta cuyo nombre es “Mimosa púdica” y nos preguntaron por qué podían tener ese nombre. Se llama así porque cuando se le acerca el dedo parece que te lo abrace, o sea que es una planta cariñosa y a su vez tímida.
A la planta estudiada por mi equipo le pusimos de nombre “Flamenquiti arbustus” porque las hojas tenían forma de volantes de traje de flamenca.
Nos han dicho que toda esta experiencia con Luces de barrio concluirá en una jornada de puesta en común en la Casa de Murillo que está situada en el centro de Sevilla.
'Arboleda digital', por Salma Serrato. En los cuadernillos que nos dieron leímos un reglamento y si estábamos de acuerdo debíamos firmarlo porque así nos convertíamos en auténticos exploradores.
A nuestra especie le pusimos de nombre “Orus verdus” por la riqueza de su frutos y su color. La actividad nos resultó muy divertida e interesante.
'Jugando a ser botánicos', por Andrea Conde. Hice la exploración con mi compañera Aitana. Nuestra planta estaba en el patio de infantil, cerca del arenero. Primero cogimos las hojas y los frutos que estaban esparcidos por el suelo y más tarde respondimos a las preguntas. Para responder a la última había que medirse para comparar nuestro el tamaño de nuestro cuerpo con el de la planta. Con mucho trabajo, dibujamos el árbol lo mejor posible y recorrimos el patio comprobando si había otro igual. Y efectivamente, lo había.
Señalamos ambos especímenes en el plano del colegio que aparecía en el cuaderno de campo. Este trabajo no ha hecho más que comenzar y estamos seguros de que resultará muy interesante.
'Una actividad divertida', por Estela Arcos. A nuestra planta concretamente le pusimos “Frutusus secusus”. En el salón de actos todos los equipos leímos lo más importante de nuestra planta y porqué la habíamos llamado así. ¡Lo pasamos genial!