La vinca es una planta tapizante muy decorativa, usada ampliamente en jardinería. Su nombre deriva del latín vincere, que significa vencer, aunque también atar, una alusión a la función de sus largos tallos flexibles. Quizás por ello, se difundió la idea de que era una planta mágica con la cual preparar filtros de amor. Descrita por primera vez por el francés Etienne Flacourt en 1645, gobernador de Madagascar por la Compañía Francesa de las Indias Orientales, la vincapervinca (hierba doncella) paso a la actualidad, en los años setenta, por hallarse en ella compuestos con importantes virtudes anticancerosas. El ser humano siempre ha buscado en la naturaleza lo necesario para calmar sus males y reparar sus desequilibrios. Se estima que dos de cada tres medicamentos vendidos en las farmacias son de origen natural como la morfina (amapola adormidera), la quinina (arbusto de la chinchona), la digitalina (hierba dedalera) o el ácido acetilsalicílico (sauce blanco), y en los países en desarrollo todavía el 80% de la población se trata con remedios tradicionales directamente extraídos de las plantas. En Sevilla, a lo largo de su historia, no fueron pocos los médicos y sabios, de diferentes civilizaciones, que se consagraron a esta búsqueda. Un caso llamativo fue, como ya hemos advertido, el de Nicolás de Monardes, quién transformo su jardín, donde aclimataba nuevas plantas provenientes de América, en un auténtico laboratorio donde ensayar las propiedades y efectos de las plantas sobre el cuerpo humano.